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miércoles, 14 de noviembre de 2012

La tensión que subyace al 8N: democracias vs. libertad




Por Sofía Ochoteco
Alumna del Taller de PDI
”Cristina, conchuda, vos sos la dictadura”, cantaban a capela los ciudadanos convocados por las redes sociales a la movilización que se concentró el 8 de noviembre en 7 y 50, para dirigirse luego a plaza Moreno.
Estudios realizados por el canal de televisión “6, 7 y 8” vinculan la manifestación con el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri y con la Sociedad Rural Argentina.
¿Qué equivalencias derivan en la idea de que Cristina es la dictadura? Otros carteles - muchos de ellos los llevaban los niños que acompañaban a sus padres - expresaban cosas como: “menos micrófonos más audífonos” y “no quiero votar a los 16, pero lo haré. Quiero un país libre, por eso no votaré por usted ni por ningún K”.
Lo que sostiene la afirmación de que Cristina es la dictadura es la falta de libertad que reclaman los manifestantes. Libertad para expresarse y libertad para vivir. ¿Cómo se explica que miles de personas salgan a las calles en distintos puntos del país a manifestar su descontento con un gobierno y que realicen la convocatoria por las redes sociales en un país dictatorial?
Si recurrimos a la historia y revisamos las formas de expresión y de comunicación de grupos que se han enfrentado a gobiernos dictatoriales podemos dar cuenta que en general la vía utilizada era la clandestinidad, no el recorrido por las plazas y los puntos más transitados del país en un horario pico, de las 19 a las 23 horas.
Un cartel decía “violencia es mentir” mientras que después de cantar 3 veces el Himno Nacional lo que se escuchó fue “el que no salta tiene un plan” o “el que no salta es negro k”. ¿Qué emana de llamar negro K a alguien? ¿Sensibilidad social, tolerancia, respeto?
Y el “que se vayan todas y todos” a qué remite. La última vez que esa frase resonó en las calles de la República Argentina el país atravesaba la crisis política, económica y social más significativa de la historia. Y esa crisis se manifestaba en la violencia que se vivía en las calles, entre los saqueos, la represión y los piquetes.
La tensión que subyace al 8N indica que para un sector social hay un desequilibrio entre democracia y libertad. Porque a Cristina la votó la gente, un 54% de la sociedad. No le hizo un golpe de Estado a nadie para llegar al poder. Pero sin embargo las consignas son que ella es la dictadura. Y la justificación es que no hay libertad. Ni libertad ni democracia.
Por su parte el kirchnerismo no incorpora estos hechos como tema de agenda a resolver sino que los ningunea en su importancia política. Va camino a que se cumpla la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que tiene como punto de inflexión el 7 de Diciembre. El sentido original de esa ley era que haya pluralidad de voces y que ningún grupo mediático puede tener más do 200 licencias o cosas de ese estilo.
Hay un punto de conflicto entre lo que para unos y para otros significa libertad de expresión y libertad en general, y también en lo que se entiende por democracia. Porque dicha ley para el kirchnerismo es más democracia y para los manifestantes del 8N es censura a las corporaciones.
Los preceptos principales del liberalismo, que son democracia y libertad, se tensionan en países como Argentina, en donde la voluntad de los que conducen la esfera gubernamental y estatal, va dirigida a una mayor distribución, tanto en términos económicos como comunicacionales. Y en donde otros sectores ven en esta actitud a la mismísima dictadura y a la falta de libertad.





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